En este espacio hemos reflexionado en reiteradas
oportunidades sobre la integración latinoamericana. La hemos entendido desde la
óptica de la geopolítica, de la diplomacia, de la historia y del comercio
internacional. Hemos hablado del Mercosur, de la UNASUR y de la CELAC; también
nos hemos puesto en línea con los apoyos suscitados en el continente en la
causa Malvinas, así como frente a las amenazas del Reino de España tras los
acontecimientos de YPF.
Pero faltaba hacer referencia a la madre de todas las
batallas, aquella que es el fundamento último de todo lo que denominamos
"integración regional", a saber la cuestión cultural. A continuación
ofreceremos las reflexiones de la Licenciada y Profesora en Sociología Carla
Wainsztok, acerca de la construcción de la Patria Grande. En este texto se
rescata la lucha por la construcción de categorías, conceptos, relatos, en suma
de Pensamiento autonómo, crítico y reflexivo que brota de y tiende a la
realidad latinoamericana. No se trata de negar la importancia y la influencia
del pensamiento europeo, de allí se parte, pero si de mostrar los límites de la
extrapoloación acritica de modelos foráneos, que no permiten pensar (y actuar)
sobre las necesidades y problemas socioeconómicos de nuestros países.
Sin duda hoy vivimos un momento de fuertes cambios en las
diversas comunidades de nuestro continente: Cristina en Argentina, Lula y Dilma
en Brasil, Correa en Ecuador, Chavéz en Venezuela, Múgica en Uruguay, Evo en Bolivia,
Ortega en Nicaragua, las reformas en la Cuba socialista.... incluso Santos en
Colombia y Piñeyra en Chile, entienden desde la derecha la necesidad de la
integración continental, aunque desde su óptica solo sea mero comercio.
Es en ese contexto que hoy reflexionamos sobre la
importancia de construir un Proyecto Cultural común, que se haya presente desde
el inicio de nuestra historia, abortado tantas veces por influencias externas,
pero también por mezquindades de las Oligarquías locales. Latinomérica: Ahora o
nunca!POLIKARPO.
"Construyendo la Patria Grande"
Por Carla Wainstok.
I Introducción
Bolívar |
“Los líderes, ensayistas o intelectuales que calaron hondamente en el
registro político cultural latinoamericano, fueron verdaderos intérpretes;
capaces de sintetizar, con mayor o menor envergadura, los deseos, identidades y
reivindicaciones; los lineamientos a menudo complejos y contradictorios de
contenidos en el modo de percibir el mundo de las mayorías” (Argumedo,
1992: 175”
Denunciar la opresión ominosa es comenzar a transitar la tarea de una
América Latina venturosa.
“Cuando las grandes naciones tienden sus brazos de conquista sobre los
pueblos indefensos, siempre declaran que sólo aspiran a favorecer el desarrollo
de las comarcas codiciadas” (Ugarte: 1996, 29). Sin embargo sabemos bien y
demasiado que significa civilizar, democratizar, visitar y
conquistar El problema se suscita cuando -al hablar de ilustración,
modernidad y razón-, se confunden, la “universalidad abstracta con la
mundialidad concreta hegemonizada por Europa como centro” (Dussel, 2003:48) o
por los Estados Unidos.
La expoliación en Nuestra América es doble, explotación económica y
colonización cultural o pedagógica. Nos han privado, nos quieren seguir
privando de nuestras cuentas (recursos naturales, estratégicos) y de nuestros
cuentos (relatos identitarios). Por ello “se impone una especie de arqueo
continental, un recuento de las riquezas enajenadas (con sus posibilidades de
rescate), un inventario de cuanto escapó a las compañías extrañas, un balance,
en fin, de lo que todavía nos pertenece o puede volver a nosotros. Porque en
todos los órdenes, en todos los capítulos, en todos los engranajes, han de ser
gradualmente reemplazados en el porvenir de los organismos ajenos por fuerzas
propias que aseguren a la nación la solidez a que tiene derecho” (Ugarte:
1996, 173) y a América Latina.
Por eso aquí estamos, los Pueblos [1] combatiendo con la mejor de nuestras
armas “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras” (Martí: 1980;
19)
Y es que como afirmaba Jauretche debemos aprender a ver y a pensar en
nacional y latinoamericano[2] sabiendo que la tarea consiste en
“formar conciencia… Por eso hablo de las napas profundas, trabajo que pasa
inadvertido para un pragmatismo que computa resultados a la vista sin indagar
cómo el napa de las aguas subterráneas afloró y por qué (…) Aprendamos del
adversario, de esa oligarquía y de ese coloniaje que han organizado la
superestructura cultural del país y han dispuesto de ella, como la más eficaz
arma de su arsenal” ( Jauretche en Galasso, 2005: 539)
II Pensar lo propio, lo
apropiado
Pensar con categorías propias,
pensar desde América Latina no supone impugnar la recepción critica de
conceptos pensados en otros tiempos y otros espacios. “Esta exigencia no
importa una negación de la legitimidad de la introducción del inventario de
productos espirituales decantados de países extraños. El espíritu que es
tradición y revolución es también comunicación, pues los productos
que crea su actividad no están condicionados por consideraciones de lugar. No
tiene fronteras (…) la legitimidad de la esa introducción, ella está
inexorablemente condicionada por la tradición, pues ahí donde ésta es negada y
declarada en falencia, el trabajo del espíritu se detiene y se oblitera a
virtud de la ausencia de la memoria que es de su esencia. Nada se crea ex
nihilo” (Taborda: 1993,199)
Jauretche que no era ningún
zonzo afirmaba “La idea no fue desarrollar América según América, incorporando
los elementos de la civilización moderna, enriquecer la cultura propia con el
aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se
intentó crear Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo al
indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no
según América” (Jauretche: 1992; 148)
La metáfora del árbol, nos
recuerda la idea de Martí, Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el
tronco ha de ser el de nuestras repúblicas (Martí: 1980,15) y continuando con
el apóstol cubano “ Ni el libro europeo, ni el libro yankee daban la clave del
enigma hispanoamericano (…) Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo,
hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor.
Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la
palabra de pase de esta generación.” (Martí: 1980,15)
Muchos años antes Simón
Rodríguez, el maestro de Bolívar, había sentenciado “¿Dónde iremos a buscar
modelos? La América Española es original= originales han de ser
sus instituciones y su Gobierno= i originales los medios de fundar uno y otro o
Inventamos o Erramos” (Rodríguez, Tomo I 1988:343).
Mientras que en la década del
20, y con los aires reformistas aún circulando por Indo América el Amauta sostenía:
“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe
ser creación heroica” (Mariátegui: 1990, 249)
Zapata |
Este pensar alienado debe
entenderse en la doble acepción de renuncia, venta como de extranjerización,
extrañamiento. Entonces un pensar propio y apropiado supone no repetir las
letras de otras tierras y otros tiempos sino de recuperar los espíritus de las
palabras dichas en esos otros tiempos y contextos.
“Porque si no supiéramos
construir un pensamiento sobre la realidad que tenemos por delante, y esa
realidad la definimos en función de exigencias conceptuales que pueden no tener
pertinencia para el momento histórico, entonces significa que estamos
organizando, no sólo el pensamiento, sino el conocimiento dentro de marcos que
no son los propios de esa realidad que se quiere conocer” (Zemelman: s/f, 2).
Este modo de decir, de
pronunciar nuestra realidad supone que “es tiempo de aprender a liberarnos del
espejo eurocéntrico donde nuestra imagen es siempre, necesariamente,
distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos” (Quijano:
2003, 242)
III Abya Ayala
“¿Qué tiene dueño la tierra?
¿Cómo así? ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar? Si ella no nos
pertenece, pues. Nosotros somos de ella. Sus hijos somos. Así siempre, siempre.
Tierra viva: Como cría a los gusanos, así nos cría. Tiene huesos y sangre.
Leche tiene, nos de mamar. Pelo tiene, pasto, paja, árboles. Ella sabe parir
papas. Hace nacer casas. Gente hace nacer. Ella nos cuida y nosotros la
cuidamos. Ella bebe chicha, acepta nuestro convite. Hijos suyos somos. ¿Cómo se
ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar?” (Arguedas: 1970, 18)
Hay dos maneras de comprender
al mito como narración, como una cosmovisión que da sentido a ciertas
comunidades aborígenes o, como mitológicas que suponen el engaño, la mentira.
Y, es desde esta última perspectiva como se puede hablar de encuentro
de culturas, como Descubrimiento de América.
“El espíritu caballeresco de los heroicos nautas portugueses y españoles
encontró un nuevo camino hacia las Indias Orientales y descubrió América”
(Hegel, 1980: 651)
Los conquistadores son para Hegel heroicos, valientes, osados. La
legitimidad de la conquista está fundada en el riesgo. El mar alienta al valor;
invita al hombre a la conquista, a la rapiña, pero también a la adquisición y
la ganancia (…) el mar despierta la valentía. Los que navegan en busca de vida
y riqueza han de buscar la ganancia arrostrando el peligro; han de ser
valientes, exponer y despreciar la vida y la riqueza. La dirección hacia la
riqueza queda, pues, convertida, por el mar, en algo valiente y noble. Pero
además, el trato con el mar incita a la astucia; pues el hombre tiene que
habérselas con el elemento más astuto, más inseguro y más mendaz.” (Hegel,
1980: 169)
Sandino |
Por si alguna duda cabe sobre
los motivos del genocidio, basta recordar estos nombres Costa Rica, Puerto
Rico, Costa del Oro (hoy Panamá) y Argentina (argentum).
Ya en 1904, González Prada
sostenía “No se escribe pero se observa el axioma de que el indio no tiene
derechos sino obligaciones (…) Los realistas mataban al indio cuando pretendía
sacudir el yugo de los conquistadores, nosotros los republicanos nacionales lo
exterminamos cuando protesta de las contribuciones onerosas, o se cansa de
soportar en silencio las iniquidades de algún sátrapa. Nuestra forma de
gobierno se reduce a una gran mentira, porque no merece llamarse república
democrática un Estado en que dos o tres millones de individuos viven fuera de
la ley (…) La condición del indígena puede mejorar de dos maneras: o el corazón
de los opresores se conduele al extremo de reconocer el derecho de los
oprimidos, o el ánimo de los oprimidos adquiere la vitalidad suficiente para
escarmentar a los opresores” (González Prada: 1904,319)
Desde una perspectiva marxista
latinoamericana, el Amauta afirmaba “El problema indígena se identifica con el
problema de la tierra. La ignorancia, el atraso y la miseria de los indígenas
no son, repetimos, sino la consecuencia de su servidumbre” (Mariátegui: 1990,
42)
Y en relación a las
resistencias aseguraba “Cuando se habla de la actitud del indio ante sus
explotadores, se suscribe generalmente la impresión de que, envilecido,
deprimido el indio es incapaz de toda lucha, de toda resistencia. La larga
historia de insurrecciones y asonadas indígenas y de las masacres y represiones
consiguientes, basta por sí sola para desmentir tal impresión” (Mariátegui:
1990, 40)
Los indios se vuelven en un
proyecto emancipatorio continental nuestros paisanos y los
hijos de nuestra América han de salvarse con ellos, enfrente “estos desertores
que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte”
(Martí:1980, 10)
Estos desertores en la
Argentina constituyeron una “generación desertora” (Astrada: 1994, 58)
generación que olvido y escribió otra historia, la historia oficial y oficiosa
que quiso enfrentar a San Martín y Bolívar.
IV Un abrazo y un proyecto en
Guayaquil (las fronteras y los hombres mancomunados)
Farabundo Martí |
Para Hernández Arregui “La
certeza de un drama histórico común ha creado una ética continental solidaria”
(Hernández Arregui: 1973, 287)
Por eso no nos debe extrañar que las palabras y las obras de San Martín y Bolívar fueran rescatadas por pensadores de distintas latitudes de Nuestra América
Respecto a Bolívar “Pensar en
él, asomarse a su vida, leerle una arenga, verlo desecho y jadeante en una
carta de amores, es como sentirse orlado de oro el pensamiento. Su ardor fue el
de nuestra redención , su lenguaje fue el de nuestra naturaleza, su cúspide fue
la de nuestro continente, su caída, para el corazón” Martí:1980,83).[3]
San Martín |
Mientras que para el Amauta
“Bolívar tuvo sueños futuristas. Pensó en una confederación de estados
indo-españoles. Sin este ideal, es probable que Bolívar no hubiese venido a
combatir por nuestra independencia. La suerte de la independencia del Perú ha
dependido, en gran parte, de la aptitud imaginativa del Libertador. Al celebrar
el centenario de una victoria de Ayacucho se celebra, realmente, el centenario
de una victoria de la imaginación (La benemerencia de los libertadores consiste
en haber visto una realidad potencial, una realidad superior, una realidad imaginaria”
(Mariátegui: 1987, 45)
En relación a San Martín,
encontramos en Astrada, el siguiente semblante “En el fondo, el poderoso
llamado de la tierra, de su destino histórico – la voz de una nueva estirpe que
comenzaba a articular su palabra- es la sustancia y el íntimo resorte de
aquella decisión que lo llevó a poner totalmente su vida, nutrida con la savia
y la luz de su Yapeyú nativo, al servicio de la revolución emancipadora”
(Astrada: 2007; 45)
Allende y Neruda |
En las figuras de Bolívar y
San Martín, queremos nombrar a muchos otros y otras (Belgrano, Moreno, Monteagudo,
Artigas, Juana Azurduy, Manuelita Sáenz) que no sólo empuñaron sus palabras. El
pensamiento nacional y latinoamericano les debe mucho a estos hombres y mujeres
que con habilidad extraordinaria escribían sobre contratos sociales,
igualdades, libertades y luego blandían otras estrategias en mapas y campos de
batallas.
A su vez consideramos injusto
olvidar a miles de hombres y mujeres que en diferentes tiempos y contra los
colonialismos internos y externos dieron la vida por Nuestra América, deseamos
nombrarlos en Zapata, Sandino[4], Farabundo Martí, Haroldo Conti, Rodolfo
Walsh. Las Madres y Abuelas de Nuestra América nos cantan sus historias de
rebeldías y de esperanzas.
V En busca del porvenir
Las nuevas categorías, las
nuevas palabras no descienden del cielo a la tierra, ni salen de cavernas
oscuras, ellas provienen de las prácticas sociales. De nuestras prácticas
sociales. Estas prácticas constituyen una “historia social subterránea
latinoamericana. Donde los hombres y las mujeres de esa ‘América Profunda’ van
trasmitiendo a sus hijos y sus nietos, los códigos, los valores, el habla, las
aspiraciones, las otras ideas que elaboran en el imaginario de
las clases subordinadas, en debate y confrontación con las visiones del mundo
de origen europeo incorporadas por los sectores criollos dominantes, por una
parte significativa de los estratos medios urbanos y por las élites ilustradas
de mayor preponderancia en el mundo de la cultura oficial” (Argumedo: 1992; 25)
Salvador Allende decía que era
necesario llegar al “Estatuto del Hombre Latinoamericano a través de
instituciones y la adopción de normas que vayan encauzando a nuestras patrias
hacia un destino común. En este camino necesitamos Escuelas
Fronterizas en las que se enseñe la historia de nuestros pueblos con altura y
visión de futuro, sistemas destinados a compartir las investigaciones
científicas y tecnológicas que permitan comunicarse fraternalmente las conquistas
del saber. Profundizar en esa dirección una Universidad Latinoamericana que
integre, desarrolle y difunda el pensamiento creador de nuestro continente (…)
Debemos esforzarnos por educar a nuestra juventud en textos de historia común,
que subrayen los profundos intereses y esperanzas que nos unen. Debemos
establecer escuelas fronterizas para vincular aún más a nuestros pueblos”
(Allende: 1971)
Parafraseando a Norberto
Galasso, la disyuntiva es hoy construir una historia de la Patria
Grande o una veintena de historias chicas relatadas en manualitos
incomprensibles.
Es parte de la tarea construir
los manuales y los textos del Estatuto del hombre y la mujer
latinoamericano/a [5] para terminar con el Estatuto del
Coloniaje que aún quieren imponer las clases dominantes escondidas, disfrazadas
e incluso trasvestidas en todas las ciudades de Nuestra América .
Parafraseando a Gramsci, la
historia de las clases subalternas dejará de ser episódica cuando los
cientistas sociales, los pensadores, los filósofos, los ensayistas comencemos a
escribir nuestras propias historias.
Bibliografía
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Ugarte, Manuel (1996) La
Patria Grande, Buenos Aires, Ediciones Theoría.
Zemelman, Hugo Pensar teórico
y pensar epistémico: Los retos de las ciencias sociales latinoamericanas.
[1] “La categoría ‘Pueblos’ designa a aquellos grandes grupos de
hombres y mujeres –actualmente proscriptos y oprimidos políticamente y
explotados en lo económico- que son capaces de construir una nación, un
proyecto común, en mérito a su predisposición histórica para generar un núcleo
de valores humanos centrados en su identidad colectiva, políticamente
abarcativos y socialmente comunes” (O`Farrell:1976, 114)
[2] “Y la causa es el colonialismo mental, la incapacidad para pensar
los problemas desde aquí y para aquí, en el orden natural de las cosas, como lo
pensaron los que estaban separados de la realidad por artificiosas
construcciones culturales y por un inconfensable asco, una repugnancia estética
al hecho basto, primario, caudillesco, burdo con que la historia se presenta
cuando es historia viva y no amerengada fantasía (…)” (Galasso: 2005, 248)
[5] En estos días Evo Morales, les solicitó a los maestros de Bolivia
que produzcan los textos para “la formación de nuestros hijos”
Muy buena reseña, compañero. No es sólo un rejunte de citas, sino su deglose con puesta en contexto de tiempo y espacio. Este post queda a mano. Abrazo.
ResponderEliminarMe alegra mucho compañero!! Las citas ilustran un planteo muy profundo y arraigado en nuestra américa, aunque siempre atacado por dentro y por fuera. Ahora es el momento de tomar conciencia! abrazo!
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