martes, 13 de septiembre de 2011

THE HANGOVER II: ¿Qué paso ayer? SANTA FE


A continuación ofrezco dos articulos uno de Ambito Financiero y otro de Mario Wainfeld (Pagina 12), para entender algunas varialbes que incidieron en el resultado de ayer en la Provincia de Santa Fe.
Mi opinión personal respecto al resultado de Santa Fe, y también de la CABA es que se trata del mismo escenario del 2007, no hay sopresas al menos en base a esos dos resultados, en lo que respecta a la situación nacional. Así que guarden el champagne q hasta ahora no hay nada nuevo, es el mismo escenario q en el año 2007: Macri en la Capital (2°vuelta: 60,9%) - Binner en Santa Fe 48,71%).... y CRISTINA EN LA NACIÓN 45,29%!!!

Statu quo y mala oferta K: las razones del resultado (1)
Antonio Bonfatti se convirtió ayer en el segundo socialista que gobernará Santa Fe. Derrotó, por décimas, a Miguel del Sel. Muy lejos quedó Agustín Rossi. Esa derrota profundiza una secuencia maldita para la Casa Rosada: otro traspié, extremo, de su candidato en una provincia.

Las razones del triunfo de Bonfatti son variadas: combina factores particulares de Santa Fe, como los tropiezos organizativos y políticos del FpV, con elementos genéricos, en especial el fenómeno recurrente de la imbatibilidad de los partidos de Gobierno.

Fue, sobre el final, un voto a voto entre Bonfatti y Del Sel, la sorpresa más impactante del domingo que en los pronósticos figuraba en un cuerpo a cuerpo contra Rossi pero terminó a unos pocos votos de derrotar al socialista. Veamos:

1. Oficialismos. Vía Bonfatti, heredero explícito del actual gobernador Hermes Binner, Santa Fe aporta a la solidez de un fenómeno que parece convertirse en regla: la victoria de los oficialismos. Desde que, el 13 de marzo, comenzó la secuencia de elecciones provinciales se votó en nueve distritos: salvo en Catamarca, justamente el primer turno del calendario, en las ocho provincias restantes se impusieron los partidos (o incluso los candidatos) que estaban en el Gobierno. Esa tendencia al statu quo expresa un nivel de bienestar de los votantes, no desvinculado de marcos económicos en general positivos, que invitan a no arriesgar con el recambio de la administración. El fenómeno se registra, salvo Catamarca, indistintamente del vínculo entre esos partidos o candidatos con la Casa Rosada. En Salta, Juan Manuel Urtubey arrasó con perfil propio; Fabiana Ríos se impuso, ajustadamente, como versión silvestre del kirchnerismo (y derrotó a la ultra-K Bertone); Mauricio Macri destrozó a la oferta del FpV; el peronista Luis Beder Herrera se impuso sin sombras en La Rioja y Maurice Closs, el radical K, barrió con todos en Misiones, incluso el candidato del peronismo K, Luis Viana. La nacionalización de la elección, en todos lados, no fue inocua pero fue relativa y, en general, poco trascendente: lo prueba que las ofertas kirchneristas que desafiaron a oficialismos -en Neuquén, Misiones, Tierra del Fuego, Chubut, Capital y Santa Fe (podría agregarse, también, a la lista que Julio De Vido y Hugo Moyano patrocinaron en Salta)- fracasaron sistemáticamente, salvo por la victoria de Lucía Corpacci y Dalmacio Mera en Catamarca.
2. Autonomías. Las victorias de los oficialismos expresan, además, criterios autónomos: al final, la ola K no bastó para derrotar a Mario das Neves en Chubut, al margen de los movimientos de acercamiento que inició Martín Buzzi con la Casa Rosada, ni para destronar a la fueguina Ríos que, incluso, logró dar vuelta la elección en el balotaje. Dominó, al final, el criterio de la autonomía local: los ganadores más contundentes, Beder Herrera, Closs y Urtubey, forman parte del dispositivo K pero con matices y criterios propios, además de perfiles y lineamientos en muchos aspectos antagónicos a la Biblia cristinista. En Santa Fe, como en Capital, esas particularidades fueron más lejos: una pretensión, consciente o no, de exponer una postura distintiva frente a la propuesta, promovida por el kirchnerismo, de «uniformar» a la provincia dentro de eso que los coreutas K definen como modelo nacional y popular.

3. Sin contagio. Frente a esos localismos, notables en Santa Fe, no hubo transferencia de bondades e imagen de Cristina de Kirchner a su candidato local. En Gobierno afirman que la intención de voto a la Presidente entre los santafesinos supera el 35% (no faltará quien equipare ese indicador con los votos que logró María Eugenia Bielsa, candidata a primer diputada provincial, que superó el 37% de los sufragios). A medias, con apenas una incursión en la provincia y compartido el escenario con Binner, Cristina acompañó a Rossi pero, anoticiada de los localismos y temerosa de derrotas que puedan anotarse a su nombre, arriesgó menos de lo que, en otros tiempos, arriesgó Néstor Kirchner, que en 2007 apoyó pública y reiteradamente a Bielsa, quien frente a Binner consiguió, aquel año, el 42% de los votos.

4. Mala oferta. Rossi, en persona, aportó al desastre general: aunque se impuso con comodidad en la primaria peronista, no logró convertirse en un candidato atractivo en la elección general. Quedaba, anoche, estruendosamente debajo de lo que logró el peronismo en la interna abierta del 22 de mayo cuando, sumando sus cuatro postulantes -Rossi más Omar Perotti, Rafael Bielsa y Juan Carlos Mercier- acumuló casi 700 mil, es decir el 42,63% de los votos, superando al Frente Progresista, cuya interna (que proclamó a Bonfatti como candidato a gobernador) colectó 665 mil votos, con el 41%. En términos personales, para Rossi el costo de la derrota se supone, a priori, el más oneroso.

5. (..) Esas roscas de unidad básica, o sutilezas de despacho, desdibujaron la entidad y la identidad de Rossi con un efecto consecuente en la elección. Como Filmus, no consiguió -quizá no era posible conseguirlo- el equilibrio entre su pertenencia y alineamiento a los mandatos de la Presidente y la construcción de una personalidad autónoma. Falló en ese proceso.

6. Antagonismo. La irrupción de Miguel del Sel, fenómeno popular que transita en la senda que abrió en su momento Carlos Lole Reutemann, tiene -como mínimo- dos expresiones: contraría el relato K de la ideologización (aplicable también a lo ocurrido en Capital Federal con Mauricio Macri); y es, además, el único que manifestó abiertamente su rechazo a la figura presidencial de Cristina de Kirchner, lo que constituye en un punto un gesto de honestidad política que no tuvo, por caso, Bonfatti, que, sabedor de que una parte de sus votantes ve con simpatía a la Presidente, evitó confrontar con la Casa Rosada a pesar de que Binner es un opositor «a la europea» del kirchnerismo en la batalla presidencial.


El Pelado, por un pelito (2)
El socialista Antonio Bonfatti conservó la gobernación de Santa Fe por un margen estrecho e imprevisto. Superó al candidato de PRO, Miguel Del Sel, tras un escrutinio infartante en algo que podríamos parangonar a una definición por penales. Vale la pena acudir a tales artilugios comparativos porque la honestidad intelectual impone no extenderse en largas explicaciones sobre un fenómeno sorprendente como fue el rush del Midachi. El candidato kirchnerista, Agustín Rossi, que fue con la coalición Santa Fe para Todos, quedó en un lejano e insatisfactorio tercer puesto.

Como Uruguay, cuando eliminó a Argentina, los socialistas lograron su objetivo. Mantendrán la provincia que gobiernan (la única que gestionaron en su historia). El “Pelado” Bonfatti es una mano derecha del gobernador Hermes Binner, que lo propuso contra viento, marea y resistencias dentro de su mismo partido.

La candidatura presidencial de Binner por el Frente Amplio Progresista (FAP) recibe un envión. Como saben los uruguayos, ganar por penales también sirve. Su fuerza retiene el Ejecutivo provincial y la Municipalidad de Rosario, bastión histórico. Una mujer, por primera vez, será intendenta de esa formidable ciudad: la diputada Mónica Fein, también integrante del riñón del gobernador.

En esta columna, cerrada contrarreloj, se omiten guarismos precisos. Pero hay datos duros que justifican una mención. El frente provincial encabezado por los socialistas perdió muy pocos votos respecto de la primaria en la que arañó el 41 por ciento del padrón.

Bonfatti tendrá que vérselas con un esquema institucional complicado porque el peronismo santafesino dominará las dos Cámaras legislativas. La diputada electa María Eugenia Bielsa rutiló alto en el conjunto del Frente Santa Fe para Todos, a una diferencia sideral de Rossi. Esa asimetría se consideraba factible pero, de nuevo, su magnitud rompió todos los relojes. Deberá estudiarse, sin duda está en sintonía con un desplazamiento masivo del voto peronista que se expresó en la primaria abierta: del Frente que lideró el Chivo Rossi a la tremenda cosecha de Del Sel. Otra vez, miremos cifras gruesas. El Frente de Rossi totalizó en las primarias, entre todos sus candidatos, algo más del 42 por ciento. El aspirante a gobernador se alzó con el 17 por ciento de ese total. Ayer, traspasó apenas el 22, lo que habla de una fuga de alrededor de 20 puntos que se parecen bastante a lo que creció Del Sel en apenas dos meses.

  Se entreveía que el Midachi tendría un apoyo distante al de sus compañeros de lista. Al cierre de esta edición se confirma la hipótesis. La repercusión del batacazo de PRO es muy reducida, tanto en el Legislativo local como a nivel de intendencias. La construcción de ese espacio será una tarea ardua, aunque es más que verosímil que engordará con transfugueadas de dirigentes peronistas no kirchneristas.

Del Sel es un fenómeno político. Novato él, capitalizó más de un tercio del padrón, lo que vale doble en una contienda a vuelta única contra dos partidos de potente implementación provincial. Habrá que analizar y pensar bien las causas probables de su irrupción. Esbocemos algunas, a título de hipótesis.

Su carisma y atractivo popular quedan fuera de la discusión, aunque el cronista o los lectores de este diario no sucumban a su encanto. El ojímetro del cronista lo traduce más parecido a Ramón “Palito” Ortega o a Daniel Scioli en sus orígenes que al inefable senador Carlos Reutemann, aunque todos tuvieron un diseño común.

Un segundo punto podría ser el viraje del electorado provincial en el que, cabe colegir, subsiste la marca del conflicto con “el campo”. Es sensato imaginar ahí un componente nacional del voto. Rechazo en las rutas en el 2008, castigo electoral tremendo en 2009, achicado (pero no eliminado) en 2011.

El color local es otro factor a explorar. Sin duda, Rossi sólo imantó al núcleo duro kirchnerista. La pregunta es si otro candidato ganador en la interna hubiera minimizado mejor la diáspora del peronismo no kirchnerista. Es un contrafactual incorroborable que hará correr ríos de tinta y, quizá, motive decisiones políticas en la cúpula del kirchnerismo

Con hidalguía, Rossi reconoció su derrota, felicitó a los ganadores, agradeció a todos los que lo apoyaron y cargó sobre su mochila el peso de la caída. Al Chivo le había ido fatal hace dos años, no llegó al diez por ciento. Ahora duplicó (con yapa) ese umbral, pero no pudo contener al voto peronista ligado al campo. Y sufrió también una merma en los sectores más pobres de la clase trabajadora. Las encuestas, que otra vez quedaron malamente desfasadas, previeron (magro premio consuelo) esa tendencia. La nobleza de Rossi, lo que significó su cruzada de 2009 para mantener en pie al kirchnerismo en su provincia a diferencia de lo que pasó en Córdoba, seguramente no lo aliviará de las peripecias que sufren los vencidos, máxime en una cultura triunfalista como el peronismo

  La provincia se reconstituye, aunque la continuidad es mayor que las rupturas. La proyección nacional del resultado será tema de discusión durante semanas. Por lo pronto, hasta el 14 agosto, cuando lleguen las primarias abiertas obligatorias. Echemos una ojeada provisoria, a cuenta.

El FAP se robustece con la victoria, aunque llegó por un pelito. Bonfatti tiene cuatro años para gestionar y sustentar su legitimidad de origen. Del Sel, desde afuera, deberá remar mucho para sostener las expectativas. En un sistema político estable y sin crisis sociales, máxime en épocas de bonanza económica, usualmente es más fácil construir poder desde el gobierno que desde el llano.

El kirchnerismo accedió a un piso inferior a sus expectativas para la intención de voto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En la Casa Rosada y zonas de influencia se podrá despotricar contra Rossi, como se hizo en la Capital con Daniel Filmus, o pensar si hay en danza oleadas nacionales que interpelan más allá de las fronteras de los distritos.

El macrismo festejó a todo vapor, con buena lógica. Reutemann habrá sonreído, con su habitual parquedad. También se regocijaron los peronistas federales, que algo incidieron en el “armado”, bien precario, de Del Sel. Algunos Figuretis, como Martín Redrado, se costearon a Santa Fe para morder unas migajas del capital simbólico del Midachi.

Todo es lógico. Claro que sería un terremoto si Macri, Reutemann y Duhalde integraran una misma coalición. Al retirarse Macri y Reutemann de las presidenciales, desvencijaron al peronismo federal, que va con dos listas y nulo liderazgo ¿Podrán reparar eso, con el Jefe de Gobierno afuera, siendo que a éste le conviene que ningún opositor gane en octubre, lo que relegaría a un lugar segundón? ¿Podrá Del Sel ser pivote de un trasvasamiento de votos hacia el peronismo federal? Son enigmas que trascienden la primera mirada después de una jornada exótica.

  El diputado Ricardo Alfonsín fue a concelebrar el escrutinio con Binner. Son aliados en la provincia, donde el socialismo es socio mayoritario y batió a los boinas blancas en la interna. Son adversarios en las nacionales. Es de suponer que una fracción de los votos de Bonfatti irán hacia “Ricardito” y no hacia Binner. Lo interesante, lo incierto es cuáles serán las proporciones. El gobernador se impuso al kirchnerismo en un distrito, eso lo embellece ante los ciudadanos que buscan un opositor ganador. Los comicios en Córdoba ponen frente a frente a Luis Juez (del FAP), al radical Oscar Aguad y al peronista (de momento en tránsito) José Manuel de la Sota. Un éxito de Juez o de Aguad impactaría algo en la interna de quienes ayer se abrazaron en Santa Fe.

Radicales y socialistas pueden tratar de guiñar al interior provincial que se encolumnó con Del Sel y fue reacio a la interpelación de Rossi. ¿El desdén castigó solo a un referente local quizá no adecuado o puede propagarse al espacio nacional? El cronista no tiene bola de cristal, menos para cuestiones que en parte dependen de la destreza y las acciones futuras de los protagonistas.

Como fuera, ayer hubo dos ganadores, aunque el más cabal es quien gobernará. El otro proyecta hacia 2013 o 2015, como el mismísimo Macri.

Para el kirchnerismo, el mensaje de las urnas puede significar un toque de alerta. Aunque a grandes rasgos los resultados vienen siendo predecibles, lo que abarca la sostenida primacía de los oficialismos, los márgenes para la creación política son amplios. Tanto que un adalid del cualunquismo, un recién llegado estuvo a un tris de quedarse con la cuarta provincia más poblada de la Argentina, tras una campaña de apenas cinco meses.
Lo sólido, de cualquier forma es que el socialismo prima en Santa Fe. Y que siguen siendo tres los mandatarios de partidos “nuevos” en eso de gobernar que revalidaron en este año: Fabiana Ríos, Macri y Bonfatti. La pluralidad, la subsistencia de un mapa federal multicolor es, en principio, buena nueva. Una nueva jornada con alta participación y sin incidentes serios, también,

(1) http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=594062
(2)http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-172996-2011-07-25.html

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