sábado, 24 de septiembre de 2011

Ni 347 tapas pudieron con la Presdienta!


Por primera vez en la historia, la oposición del gran diario argentino, que publicó el 78% de sus títulos negativos y sólo el 7,1% positivos, no se vio reflejada en la mayoría del electorado que en las PASO eligió a Cristina Fernández con el 50,21% de los votos. Opinan Osvaldo Bayer, Ricardo Forster, Florencia Saintout, Gabriel Mariotto, Sergio Caletti, Víctor Ego Ducrot, Edgardo Mocca, Analía Elíades, Ernesto Espeche, Graciana Peñafort y Alejandro Kaufman.

Hasta hace poco tiempo, los dueños del Grupo Clarín se ufanaban ante funcionarios públicos y extranjeros, empresarios y dirigentes de la Argentina y de otros países del mundo de su capacidad de daño sobre los gobiernos democráticos. El poder del discurso único, repetido de manera dogmática por los más de 200 medios de comunicación que integran el multimedios y la capacidad de marcar agenda se resumía en una frase: “nadie resiste tres tapas de Clarín en contra”. Esta especie de ley consuetudinaria fue indiscutida durante las seis décadas en las que el principal grupo mediático del país pudo dictar los temas de conversación de la mayoría de los argentinos, por lo que se arrogó interpretar y ser el “sentido común” de las clases medias. Sólo algunos políticos se habían atrevido a ponerle palabras a ese poder, como Raúl Alfonsín cuando dijo “les pido que lean el Clarín que se especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino”. Otro radical como César Jaroslavsky que resumió “hay que cuidarse de ese diario, ataca como partido político y si uno le contesta, se defiende con la libertad de prensa”. O Luis D’Elía: “Ustedes son una pistola en la cabeza de la democracia argentina.”
A tres años de la bisagra social y cultural que significó la puja por la llamada 125, ya nada es como entonces. Por primera vez en la historia democrática argentina, un presidente es elegido en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias con más del 50% de los sufragios (casi 10 millones y medio de votos), a pesar de la oposición del grupo que no se resumió en tres tapas, sino en 347, los últimos 15 meses.
Para probarlo, el equipo de investigación de Tiempo Argentino relevó las tapas del matutino de Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto, entre el 26 de mayo de 2010 y el 16 de agosto de 2011, y realizó un análisis de contenido, determinando el enfoque de las noticias en tres categorías: positivo, negativo o neutro, definiendo como positivo aquellas cuyo enfoque fue presentado como de impacto beneficioso, como negativo exactamente su opuesto, y como neutro aquello que no puede encuadrarse ni en uno ni en otro, ya que fue presentado con “asepsia informativa” en su consecuencia inmediata o mediata, por ejemplo la muerte de María Elena Walsh.
De 445 tapas, el 78% –es decir 347– lleva como título principal noticias con enfoque negativo. Y sólo el 7,1% –es decir 32– se refiere a noticias con enfoque positivo. El resto, 14,8%, fueron las llamadas noticias “neutras”. Esta tendencia a la elección de acontecimientos negativos y su posterior valoración en el mismo sentido responde a una clara intención editorial de mostrar un clima de convulsión social, incertidumbre económica y autoritarismo político endilgado al gobierno nacional, de acuerdo con el relevamiento realizado.
Para una mejor comprensión visual, esta nota se ilustra con todas las tapas, con las noticias negativas pintadas de rojo, las positivas de verde y las neutras de amarillo. Además, a partir de un análisis pormenorizado de los 347 titulares negativos, se los dividió en cinco categorías:
1) Institucional: 30,8% (137 títulos de tapa). Involucran decisiones que hayan tomado los poderes del Estado y/o diversos organismos públicos (vinculadas con el Indec, Libertad de Expresión, causa “Noble-Herrera”, Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual).
2) Económico: 16,6% (74 títulos de tapa). Relacionados tanto con la microeconomía (inflación, escasez de nafta o de billetes) como con la macroeconomía (deuda externa, desocupación, presupuesto).
3) Corrupción: 12,8% (56 títulos de tapa). Causas judiciales o mediáticas que involucran directa o indirectamente a funcionarios del gobierno nacional, organismos del Estado o asociaciones de Derechos Humanos (Shocklender, INADI, Jaime, Capaccioli, WikiLeaks).
4) Caos: 9,9% (43 títulos de tapa). Hechos tratados con un clima de agitación social (tomas del Indoamericano o de predios en Jujuy, Comunidad qom, piquetes).
5) Inseguridad: 8,10% (37 títulos de tapa). Hechos delictivos orientados a denotar desprotección ciudadana, presentados sin contexto, sin estadísticas ni relevamientos.
La categoría “Institucional-Corrupción” ocupa más del 43% de las tapas; el tema económico el 16,6%, de los cuales la inflación es la palabra más mencionada en 26 ocasiones; y todo lo que incluya la palabra “caos”, el 9,9%. La temática “Inseguridad”, que a simple vista queda relegada con un 8,10%, amerita un comentario aparte. De las 445 tapas escogidas, se observa que en más de la mitad (238, es decir el 53%) están presentes acontecimientos vinculados con la declamada “inseguridad”, ya sea en títulos principales y secundarios, como también en recuadros. Los titulares en esta categoría van desde secuestros exprés, pasando por tomas de rehenes y salideras, hasta crímenes de la mafia china. Por ejemplo, el viernes 30 de julio de 2010, Clarín llevó como título principal: “Motochorros: balean a una embarazada y hay conmoción”. En la misma línea, el 19 de enero de 2011 puso en tapa: “Otra jornada de violencia y muerte por la inseguridad”. Es importante destacar que esta investigación tiene su antecedente en el trabajo “Mapa de la manipulación”, publicado en la cuenta de Twitter del diseñador gráfico @juanpeon1 y reproducido por este diario, en el que se tomó como período de análisis las tapas del diario Clarín desde el 25 de mayo de 2003 (asunción de Néstor Kirchner) hasta el 25 de mayo de 2010. El principal objetivo de su autor fue demostrar cómo Clarín modificó su posición respecto del gobierno después del conflicto con el campo. Ese estudio concluyó que “a partir de mediados de 2007 y sobre todo a partir de marzo de 2008 todo se vuelve negativo, aproximadamente, 85% negativo y sólo 15% positivo”.
Ahora, Tiempo completó el análisis poniendo la lupa sobre las 445 tapas posteriores, hasta el 16 de agosto de 2011, dos días después del triunfo de Cristina Fernández en las PASO. La fusión de ambos trabajos permite concluir que desde el inicio de la gestión de Cristina Fernández, las tapas negativas de Clarín, en promedio, fueron del 82%.
El caso más claro tal vez sea el tratamiento que dio el diario al debate por la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ocurrido en todo el país. Desde que Cristina Fernández anunció el envío del anteproyecto, Clarín publicó 77 notas, aunque sólo tres de ellas fueron informativas. Allí presentó su posición editorial, pero no lo hizo desde las páginas reservadas a ese fin en su mayoría, ya que 67 de ellas se publicaron en las secciones “El País”, “Medios” y “Sociedad”, aprovechándose, entonces, de un lector más desprevenido, dispuesto sólo a informarse. Antes de que el proyecto de ley se diera a conocer, en Clarín ya era calificado como “irresponsable”, “una amenaza contra los medios y periodistas independientes”, “plagiado”, “oculto”, “la madre de todas las batallas”, “nos pone en la parrilla”, “nos convertiría en algo peor que Venezuela”, “pone la libertad de prensa en riesgo”, “calla las voces críticas”, “una condición de apriete”, “un ariete para apretar periodistas”, “poco serio”, “subjetivo”, y un arma “para amordazar”. La maniobra quedó en evidencia: privilegiar la opinión sesgada por sobre la información.
Finalmente, y luego de la férrea oposición del cártel Clarín-La Nación, la norma se sancionó con amplia mayoría el 9 de octubre de 2009. Ese mismo día, Clarín tituló: “Entre sospechas y denuncias se vota la ley de medios”. En la jornada siguiente, con la ley ya aprobada, tituló: “Kirchner ya tiene la ley de control de medios”.
En este contexto, es interesante recordar que a lo largo de nuestra historia, al menos dos presidentes elegidos por el voto popular, fueron hostigados por la prensa, a tal punto que debieron dejar el poder antes de tiempo y en manos de regímenes militares. El primero fue el de Hipólito Yrigoyen, quien durante su primer gobierno logró resistir la embestida de diferentes periódicos, pero no así en el segundo: el “Peludo” fue derrocado en 1930 por José Félix Uriburu, quien tuvo el incondicional apoyo de Crítica, uno de los matutinos más importantes de la época.
En 1966, otro radical, Arturo Illia, sufrió en carne propia la presión y la burla de la prensa gráfica. El ataque provino principalmente de las revistas Primera Plana y Confirmado, que a través de editorialistas como Mariano Grondona, lo ridiculizaban con el mote de “tortuga” y solicitaban la llegada de los militares al poder. Esto desencadenó la caída del presidente constitucional y el arribo del general Juan Carlos Onganía como presidente de facto.
Casi medio siglo después, el poder de fuego de los medios masivos de comunicación sigue latente. Sin embargo, en las últimas elecciones, la mayoría de la población argentina decidió cambiar el rumbo y darles la espalda, por primera vez, a 347 tapas negativas de Clarín.
 

FUENTE: http://tiempo.elargentino.com/

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